martes, 25 de enero de 2011

19 de enero de 2011

Nuestro día en la playa de Karon no fue tan bueno, más que nada porque no nos sentíamos taaan a gusto como esperábamos, era medio caro y las condiciones del pueblo en sí no son las mejores. Hay olor a alcantarilla "fresca" cada dos metros.
Decidimos contratar un tour para ir a conocer las islas Phi Phi (léase "Pi-pi"), que es donde grabaron la película The Beach. Compramos cocaví para la ocasión y nos acostamos temprano.
Salimos tempranito en la mañana, a las 7.30 nos pasaron a buscar. El camino era en van y luego en lancha, demoraríamos en llegar a la isla como 4 horas, con paradas previas. Lo de la lancha (speed boat) merece mención especial, porque nos fuimos sentados adelante, en la punta, a todo sol... un poco porque queríamos y en parte porque nos aweonamos y subimos al último.
Partimos y no lo podíamos creer. A los 10 minutos de viaje figurábamos a puro salto, tipo Tagadá, por cada ola por la que pasábamos. Yo afirmada como gato, recuerdo haber estado más de una vez al menos a 30 centímetros del asiento con el azote subsiguiente. Igual íbamos cagados de la risa, gritándole garabatos en español al conductor y el guía (Boby) era más simpático que la chucha, nos incentivaba a meter bulla a cada pencazo o vuelta.
Nos aporreamos ene, la espalda y el poto. Cuando llevábamos una hora yo ya no me reía más, pero cuando vislumbramos el lugar al que estábamos llegando, se nos olvidó todo. Una playa realmente linda, maravillosa, arena blanca, agua transparente y tibia, rodeada de cerros de roca y naturaleza.
Después de 40 minutos en ese, que sí era un paraíso, lancha de nuevo, parando luego en un rato en un roquerío para fotografiar y después en una playita ínfima en la que era posible alimentar monos. Entretenido y bonito, aunque uno igual sentía un poco de culpa por estar interviniendo donde no se debe, y porque había gente que les daba maní!!!! Nosotros les dimos solamente fruta y era bacán porque la recibían todos indiferentes, pero con la manito, una manito demasiado parecida a la nuestra. Era como alimentar niños.
Luego hicimos otra parada para hacer snorkelling. Yo no lo había hecho en mi vida y el Edo tampoco, nos tiramos al agua y fue la raja. Hasta sacamos una fotos e hicimos un video bajo el agua... TUPENDO! Nadar entre peces es la zorra.
Después arrivamos a almorzar a la mismísima isla Phi Phi... no era la gran cosa en comparación con lo que ya habíamos visto, pero la comida estaba bastante buena.
Después llegamos a otra isla en la que se podía ya echar a descansar nuestros huesos en unas cómodas sillas de playa bajo quitasoles colorinches, mirar peces y nadar. Los del tour tenían fruta y soft drinks a disposición. Disfrutamos bastante. En lo de los pescados, a ambos nos mordisquearon un poquito, y se siente como un pellizcón pequeño, pero que da nervios.
Después cuando nos fuimos a nadar a la playa de al lado de repente sentí un roce en la espalda y luego,un fuerte ardor. Caché al tiro que pudo ser un agua viva, pero lo chistoso es que no pude acordarme de la palabra en español y le decía al Edo "Me picó una jelly fish!!!!!!!". El Edo dice que más que cara de pánico puse cara de "No puede ser la mala cuea".
Boby sugirió echarme limón y luego nos convidó una pomada que se llama Tiger Balm, que vendría siendo como Mentholatum (del que soy fan). Esto alivió algo el ardor, y aunque igual me duró todo el resto del día, decidí ignorarlo y seguir disfrutando.
En el viaje de vuelta, se armó conversa en la proa. Había una pareja de sudafricanos que parecían gringos y hablaban como ingleses, un griego que parecía latino y hablaba como italiano, tres jovencitas japonesas (o chinas?, no se sabe, se está investigando... el desafío es poder diferenciarlos al final del viaje) que eran blaaaaancas, pura risa y fotos y una pareja que creemos iraní, la mujer cubierta entera pero bien sociable y el hombre reservado pero más pilucho. El sudafricano dele con hablarme de que conocía Chile, pero yo le entendía una palabra de cada 20 (acento culiao), así que desistimos. El griego nos dio su e-mail, ofreciéndonos recomendar qué hacer y no hacer en su país cuando lleguemos pa´llá. Bastante interracial el viaje, no?
En la tarde noche, ya en Karon, fuimos a conocer Kata, la playa que sigue hacia el sur y que se veía más pirula y bonita por lo que cachamos de camino al tour. Nuestra idea era buscar allí un hotel para cambiarnos y terminar nuestras vacaciones allá si nos gustaba.
No encontramos espacio en los que nos parecían bien y eran accesibles para nuestro presupuesto, pero fue un buen paseo. Terminamos cenando en un restaurante indio, en el que había un mozo que hablaba bastante español (más o menos 10 palabras, que es todo un suceso por estos lados).
Finalmente pasamos tres noches en Karon y decidimos movernos a Patong, lugar en el que estaba el Nico y en el que encontramos hoteles a nuestro alcance. El que reservamos no es tan bonito por fuera, pero por dentro está piola, cómodo... le lleva piscina con bar, su par de restaurantes y deayuno buffet, que es lo que finalmente le interesa al viajero que quiere ahorrar en las demás comidas del día.
El mar acá es tranquilo, agua relativamete cristalina y arena suave. Sigue sin ser paradisíaca, but it worths it.

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