domingo, 9 de enero de 2011

02 de enero de 2011

Casi nos quedamos sin poder cocinar, pero para variar el Edo se las arregló para lograrlo igual. Ayer dormimos ene, desde después de almuerzo hasta hoy a las 3 AM, hora en que nos despertamos sin poder volver a conciliar el sueño. Hicimos de todo hasta las 7.30, hora en que sirven el desayuno. Leímos,escribimos, vimos TV, fuimos al baño como 6 veces, nos duchamos, en fin. Luego del desayuno los planes eran:
- enviar por correo las hermosas tarjetas que compramos
- sacar plata
- averiguar lo del viaje de mañana
- tomar hora para cocinar
- ir al masaje
- ir a cocinar
- ir al mercado
Todo nos resultó finalmente. Hay que señalar que escogimos como lugar para sacar y cambiar plata un negocio de imagen corporativa morada...sospecho que esto se relaciona con que éste es el color de la línea aérea ThaiAir, que tanto nos gustó y tan bien nos trató, lo que pegoteó para siempre nuestra confianza con lo morado.
Debo decir que lo del masaje fue una experiencia atroz. Demasiado dolor, demasiado. Una tortura creciente de una hora. Nunca logra ser bueno, siempre duele, y uno siente que tiene un problema grave. La masajista era una flaca huesuda que me pellizcó sistemáticamente y clavó sus dedos y codos de aguja en cada espacio de mi espalda y cuello sin piedad. Me dijo que mi problema era que trabajaba mucho en el computador (como si no lo supiera) y que si ella viviera en mi país me masajearía odos los días para resolverlo. Yo no podía dejar de pensar en que la odiaba y quería puro pegarle una chuleta.
Cuando el "masaje" terminó, fue un alivio. Tal vez eso es lo que se pretende: te relajas de sólo pensar en que la tortura terminó. La masajista del Edo era una gordita que se reía a cada rato. Yo no ví qué le hacían, pero según lo que me dijo, el resultado fue igualmente doloroso para ambos.
Confirmamos que el mercado callejero era hoy y que toda nuestra cuadra se llena de cosas para vender. Así que a la vuelta de cocinar, podremos deleitarnos en la onda "to shop".Ya había un par de sucuchos lindos abiertos y ya me fui en la volá y me gasté mi pre-supuesto para ese día. Bueno, qué se le va a hacer, con masaje o sin masaje, uno es lo que es no más.
Antes de ir al mercado fuimos a nuestra clase de cocina tai, Nos pasaron a buscar y nos dejaron en manos de una linda y sonriente tailandesa que según nosotros era la mismísima que aparecía en la publicidad de la escuela. Fue entretenido, nos reímos mucho, aunque el grupo curso era más bien cerrado y serio. Los europeos son fríos, y los autralianos pior.
Fueron impresionantes los sabores que probamos y las mezclas que son producto de la sabiduría de esta antigua cocina. La comida nos quedó rica, rica. La profe nos llevó a una feria para mostrarnos en vivo y en directo y comprar los ingredientes que usaríamos. También nos llevó a su huerta orgánica a probar hojas, raíces, brotes y otras diversas cuestiones que con algo de suspicacia a veces aceptamos degustar y otras solamente olorosamos.
De guata llena y corazón contento nos encaminamos al mercado. Puta la weá entretenida, demasiado masiva. Cuadras y cuadras de comercio, lleno de puras cuestiones chorísimas, pero era imposible imbuirse en ellas como queríamos debido a la horda de gente que caminaba a paso de hormiga por unos pasillos de verdad imposibles. Cansadísimos, nos dimos por vencidos y nos fuimos a la casa. No compramos la marioneta que tanto quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario